El jubilado británico, Howard Moss, quedó perplejo al ver a dos policías en el umbral de su casa a las dos de la madrugada que llegaron inmediatamente después de haber recibido
una llamada de urgencia, realizada por su gato Ginger.
Los policías recorrieron la casa y pronto, en una habitación descubrieron al gato que estaba ovillado al lado del teléfono.
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