-Qué pena que el aeropuerto de El Cairo esté cerrado -dijo Pedro.-¿Pero no podríamos ir a algún aeropuerto cercano?
-No sé-le respondió Sara.-Pero a lo mejor los aeropuertos de la zona están afectados por una tempestad o algo parecido.
Cuando el tren se paró en la estación, los gemelos bajaron y contemplaron Cádiz. Era muy guapo. Pero tenían que darse prisa para comprar unaa habitación de hotel que estuviera cercana a el puerto. Cuando llegaron al hotel eran las doce de la noche y el restaurante había cerrado, así que tuvieron que buscar otro para poder cenar. Al final fueron a una pizzería que estaba al final de la calle del hotel. Pidieron las pizzas y se sentaron en una mesa. Mientras les preparaban las pizzas Pedro leía y Sara observaba a la gente que entraba y salía del restaurante. Quince minutos después les trajeron las pizzas. Estaban riquísimas y Pedro pidió otra pizza más. Cuando salieron del restaurante eran las doce de la noche y los gemelos se apresuraron para ir al hotel y estar descansados al día siguiente. Por el camino Sara le contó una cosa curiosa a Pedro:
-¿Viste a los señores que estaban sentados en una mesa enfrente nuestro?
-Sí, uno llevaba un bigote muy extraño y el otro una barba larguísima.
-Bueno , pues uno le entregó un paquete muy extraño al otro...
*
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